LOS ARMARIOS....
El interior de las personas es como un armario, más o menos lleno, más o menos ordenado. Hay armarios que, con solo abrirlos una rendija, dan ganas de salir corriendo... Desordenados, polvorientos, adueñados por las polillas. Otros que no guardan muchos tesoros, pero sí recuerdos maravillosos.......Los que están bien ordenados y perfumados son un placer…La curiosidad por conocer a alguien nos lleva a meternos en su interior. Y las sorpresas son múltiples e interesantes. A veces el armario tiene unas viejas puertas que no cierran bien, está desvencijado y con la pintura desgastada. Sin embargo, no hay más que asomarse dentro y sentirse cómodo, a gusto, porque está lleno de cualidades bien colocadas y dispuestas a ser compartidas. En otras ocasiones, el armario está hecho de ébano y marfil y sin embargo al abrirlo ahuyenta... Telarañas, polvo y rencores amontonados en los estantes, esperando a contagiar a quien se acerque. El hábito no hace al monje. La esencia está detrás de las puert